LA LOGOPEDIA EN LA TARTAMUDEZ, EN NIÑOS Y ADULTOS
La tartamudez, o disfemia, es un trastorno de la fluidez del habla, que con frecuencia deriva en un trastorno de la comunicación.
A lo largo de los años, se ha establecido una clasificación que consideraba una “tartamudez evolutiva” o “tartamudez del desarrollo”, cuando los niños que comenzaban a hablar presentaban ciertas disfluencias en su habla que con el paso del tiempo desaparecían; sin embargo, se ha demostrado que la tartamudez es persistente y nunca llega a desaparecer completamente, por eso es importante detectar los signos de alarma lo más tempranamente posible para poder realizar una intervención adecuada.
A pesar de que durante muchos años se han empleado técnicas como las praxias, el soplo, la relajación global y el silabeo, éstas son técnicas que no pueden aconsejarse ya que no evidencian que mejoren la fluidez del habla.
Desde el área de logopedia, se intenta dotar a los pacientes de estrategias para controlar sus disfluencias, como pueden ser el control del volumen al hablar, o el enlentecimiento del discurso, entre otros.
La intervención de la familia en tartamudez infantil es fundamental porque favorece la adquisición y automatización del patrón de habla adecuado para el niño, y esto es muy importante ya que se desarrolla en un contexto natural y cómodo para él.
La intervención logopédica en tartamudez no sólo está enfocada a niños, sino que también es posible que las personas adultas hablen lo más fluidamente posible y con una menor tensión, lo cual facilita la comunicación con otras personas y mejora la calidad de vida de las personas con tartamudez.
Es importante detectar los signos de alarma para determinar si es necesario acudir a un logopeda especialista:
- Repeticiones, bloqueos, y prolongaciones de sonidos, palabras, sílabas, etc.
- Alteración en la respiración
- Alteración en el tono de la voz
- Sentimientos de ansiedad, frustración, vergüenza, etc.
- Movimientos asociados como tics, mover la cabeza, encogimiento de los hombros, etc.
Las indicaciones que pueden seguir las personas que se relacionan, en especial los padres, con el niño con tartamudez son:
- Lo más importante es darle su tiempo a hablar.
- Prestarle atención a lo que dice, no como lo dice.
- Detectar las situaciones del habla que le provocan más ansiedad y evitar exponerlo, pero sin caer en el otro extremo, la sobreprotección.
- Elevar su autoestima, proporcionarle seguridad y confianza.
- Propiciar que participe y respete los turnos conversacionales.
- No hacerle comentarios sobre su forma de hablar ni decirle cosas como “habla más lento, tranquilo, piensa lo que vas a decir, etc…”
- No apresurarles para que terminen de expresar sus ideas.
- Hablarles de tartamudez no es un tabú. Si el niño se preocupa por su manera de hablar y hace comentarios al respecto, debemos ser naturales y decirles que no pasa nada porque se atasque a veces.
- No esperar que la tartamudez desaparezca por completo o repentinamente.
- Consultar con un logopeda, que es el profesional indicado para tratar e informar adecuadamente sobre este tipo de alteraciones del habla
El éxito de un tratamiento está en que los pacientes consideren que han mejorado y se sientan satisfechos. La campaña del Día Internacional de la Tartamudez, 22 de octubre, tiene como lema “Yo no me callo”, por eso, debemos permitirles que se expresen libremente.
MARIA CORDERO BENITO
Graduada en Logopedia.