NUEVAS TECNOLOGÍAS Y MENORES ¿USO O ABUSO?

Las nuevas tecnologías, forman parte de nuestras vidas, y por su puesto de las de nuestros niños. Ellos, que son nativos digitales, y nosotros, que somos huérfanos digitales, nos vemos obligados a convivir en el espacio y en el tiempo.

No es nuevo el escuchar, que los menores hacen un uso en ocasiones, descontrolado, de las mismas, llegando a veces a encuadrar su comportamiento en lo que los psicólogos consideramos como “adictivo”. Y esto, nos hace reflexionar, ¿puede un menor convertirse en adicto de las nuevas tecnologías? ¿Es posible, que, en un futuro no muy lejano acudamos a las consultas médicas y pediátricas describiendo los síntomas que encuadren en un diagnóstico de ADICCION? Reflexionemos.

Hay una cosa clara, las nuevas tecnologías facilitan el acceso a la información, de forma inmediata y actualizada, mejoran la comunicación con nuestros iguales, y además nos facilita conocer mejor nuestro entorno además de formar parte de nuestro ocio y entretenimiento.

Respecto a los menores, el debate está a la orden del día. ¿dónde están los limites? ¿dónde está la diferencia entre el uso y el abuso? Como padres, educadores, o todos aquellos que estamos involucrados en la educación de los niños, no debemos olvidar que como cualquier otra herramienta, debemos enseñarles el como y el porqué. ¿ Acaso alguno de nosotros se imagina que cuando regalan unos patines a nuestros niños, no les explicamos como deben ponérselos, donde se pueden utilizar, informarles de los peligros a la hora de cruzar una carretera con los patines puestos, o de no coger mucha velocidad para no atropellar a nadie.? En definitiva, les explicamos “las normas de uso” para que puedan disfrutar de la actividad de forma placentera consiguiendo un dominio de esta.

Con las nuevas tecnologías debe ser algo parecido, sino igual. No consiste en prohibir, sino en dar a los niños las herramientas necesarias sin que las misma les produzcan efectos perjudiciales para su salud y su conducta. No podemos prohibir, porque debemos de ser conscientes de que ellos, como “nativos digitales” conviven de forma activa con las nuevas tecnologías. Y tampoco puede producirse una dependencia tal a las mismas, que impidan que se produzca un desarrollo evolutivo eficaz en los niños. (Deben seguir teniendo experiencias relacionales tanto con su entorno familiar como con sus iguales, sin que exista tal dependencia que les impida disfrutar de momentos de ocio).

Las nuevas tecnologías deben estar en equilibrio con los demás aspectos de la vida de los niños, y si no es así afectara negativamente a su desarrollo psicosocial, psicomotor y emocional.

Existen burbujas emocionales, de esas que creamos nosotros para protegernos de algo que nos tocó vivir, burbujas de supervivencia, esas que solo entras un ratito, para luego salir para siempre, porque ahí está el poder de la resiliencia, y luego están las que no tienen nada que ver con esto, “las que están de moda” o las que nos hacen ser alguien que no somos. Nos estamos acostumbrando en vivir en un mundo en el que todo, absolutamente todo, es retransmitido según lo vivimos, o lo que es peor, a veces dejamos de vivirlo solo para contarlo, y nos perdemos los detalles. Estamos acostumbrándonos a tener grupos de whatsapp con gente de la que hemos olvidado absolutamente todo, nos hemos olvidado de si beben el café caliente o con hielo. Nos estamos olvidando de todo lo que nos gusta recibir, pero que para recibir también hay que dar. Nos olvidamos de que los amigos o la familia no lo son, porque se junten en navidad, o manden un viral, de esos que tiene todo el mundo, para que todos busquemos cual es el mejor emoticono de respuesta, nos olvidamos de lo que hacíamos antes, cuando no había móviles que vivieran anexados a nosotros. Nos estamos digitalizando, y mientras nos acercamos cada vez más al mundo del futuro, nos alejamos de todas las personas que consideramos” nuestras personas.

 

VIRGINIA VICENTE ROJO. Psicología Educativa en ÁMACO SALUD®