LA MUSICOTERAPIA COMO TRATAMIENTO DEL PARKINSON
La enfermedad de Parkinson, tras el Alzheimer, es la enfermedad que más se
diagnostica a nivel mundial. Sólo en España, se producen al menos 10.000 casos
nuevos cada año. Presenta una incidencia entre 4,1 y 4,6 millones de personas a nivel
mundial y una prevalencia de 1.500/105 personas. La población que se ve más
afectada, son aquellos adultos mayores de 60 años.
El Parkinson es una enfermedad neurológica, que se desarrolla lenta y
progresivamente alterando la función transmisora de la dopamina en la sustancia
negra del cerebro.
Los sistemas que se ven afectados son: el sistema extrapiramidal y los ganglios basales,
produciendo trastornos en el movimiento y en funciones superiores como son el habla
y el lenguaje.
Tanto los síntomas motores como los no motores, se tratan mayoritariamente
mediante tratamiento farmacológico o quirúrgico, pero ya se están buscando nuevas
alternativas, terapias novedosas como es el caso de la musicoterapia.
En esta enfermedad podemos encontrar dos fases, claramente diferenciadas: fase ON
y fase OFF. Son cambios que se producen en el estado del paciente a lo largo del día.
En la fase o periodo ON los síntomas que presenta el paciente son controlados
correctamente por el tratamiento y, por lo tanto, es posible una actividad motora
normal. En cambio, en la fase OFF reaparecen los síntomas con una función motora
alterada. Entre los síntomas motores más comunes de la enfermedad se encuentran:
temblores, bradicinesia (enlentecimiento del movimiento), dificultades en la marcha y
rigidez muscular. Además, genera trastornos afectivos, tendencia a la depresión y
consecuencias sociales de gran importancia.
Actualmente, esta enfermedad cuenta con dos tratamientos principales, como son la
cirugía y la farmacología. Los inconvenientes que presentan son, un mayor riesgo en el
caso de la cirugía, y una alta resistencia y efectos a corto plazo generados por los
medicamentos.
La musicoterapia es el uso de la música y de los elementos musicales, con fines
terapéuticos, para mejorar el bienestar físico, psíquico, social y cognitivo. Utiliza el
ritmo, la melodía y la armonía produciendo conexiones en los sistemas auditivo y
motor. Se utiliza como terapia complementaria a tratamientos de múltiples
enfermedades. La aplicación de este tratamiento pretende mantener la fase ON el
mayor tiempo posible, reduciendo así la alteración de los principales síntomas
motores. La musicoterapia se puede utilizar de forma activa y pasiva.
Dentro de la musicoterapia, la aplicación más conocida es la estimulación rítmica
auditiva, o también denominada Rhythmic Auditory Stimulation (RAS), se realiza a
través de canciones, melodías musicales, e incluso metrónomos, sirviendo de terapia
en pacientes con Parkinson, sobre todo influyendo de manera efectiva en la marcha.
Debido a los resultados analizados en diferentes estudios sobre la marcha y la
musicoterapia, se afirma que los programas, en los cuáles se entrena rítmicamente la
marcha, ayudan a mantener a los sujetos activos.
Por lo tanto, este tipo de tratamiento influye de manera positiva en factores que están
directamente relacionados en la marcha, como son la velocidad, la cadencia y la
longitud de paso.
Se observaron cambios relacionados con el factor motor (marcha y postura) después
de cada sesión de musicoterapia, al igual que en las funciones emocionales. Las
señales rítmicas, dan lugar a cambios en el procesamiento interno de estos pacientes a
la hora de ejecutar un movimiento, consiguiendo una mejora en cuanto a la
bradicinesia. También se observaron mejoras significativas en las actividades de la vida
cotidiana. Otros efectos beneficiosos que promueven este tipo de tratamiento son la
socialización, la participación con el entorno, la expresión de sentimientos, la
conciencia y la responsabilidad, además de la motivación. La musicoterapia activa
además promueve la interacción con los demás individuos (integrantes de sesiones
grupales) e influye en la motricidad fina, debido a los ejercicios que se realizan, como
por ejemplo, el movimiento de los dedos al tocar un instrumento.
Por lo tanto, la musicoterapia se debería aplicar de forma individualizada, es decir,
adaptada a las habilidades de cada sujeto, teniendo en cuenta las preferencias de cada
uno de ellos, aumentando así su motivación y su calidad de vida.
Carla Castrodeza Hernández
Alumna de UEMC, Grado de FISIOTERAPIA.