COLITIS ULCEROSA
La Colitis Ulcerosa (CU) es una enfermedad inflamatoria intestinal crónica de origen autoinmune. Se caracteriza por la agresión del sistema inmunitario contra la mucosa del colon, que provoca la inflamación intestinal que lesiona el intestino. Cursa con periodos de actividad (brotes) y no actividad (remisión).
Los síntomas varían dependiendo de la severidad de la inflamación y de donde se producen, además pueden ser intermitentes. Los síntomas más frecuentes suelen ser:
- Dolor abdominal y calambres.
- Pérdida de peso.
- Diarrea con moco y sangre o pus (aunque algunos pacientes pueden presentar también estreñimiento).
- Anemia
- Fiebre
- Malestar general y debilidad.
- Urgencia e incontinencia en la defecación.
- Algunos pacientes al terminar la deposición, se quedan con ganas, como si tuvieran que hacer más pero no expulsan nada.
También los pacientes con CU suelen presentar manifestaciones extraintestinales como dolores en articulaciones, piedras en la vesícula, manchas en la piel e inflamación ocular.
Su diagnóstico se basa en la combinación de los síntomas que manifiesta el paciente, hallazgos encontrados en la realización de endoscopias y biopsias, así como el diagnóstico diferencial que descarte otras patologías que pudieran causar con un cuadro similar.
Los objetivos del tratamiento son:
- Mejorar y mantener el bienestar de los pacientes, optimizando su calidad de vida y estado nutricional.
- Eliminar los síntomas, reducir la inflamación intestinal y en la medida de lo posible cicatrizar la mucosa.
- Conseguir mantener la remisión sin necesidad de recurrir a corticoides.
- Evitar complicaciones tales como cirugía o cáncer.
El tratamiento dietético es de gran importancia en estos pacientes, ya que el correcto estado nutricional hace que mejoren las defensas del organismo, la tolerancia a la medicación, la cicatrización de las posibles úlceras y además ayuda a que los síntomas de la enfermedad no se agraven.
Durante los periodos de brote agudo la alimentación a seguir debe ser de fácil digestión, excluyendo de la misma, alimentos ricos en fibra como cereales integrales, verduras, frutas, frutos secos y alimentos flatulentos como las legumbres.
Resulta importante llevar una dieta pobre en grasa de baja calidad, evitando el consumo de alimentos ricos en grasas como bollería, fritos, rebozados, estofados…
El exceso de lactosa, fructosa y sorbitol pueden producir sintomatología digestiva (gases, diarrea…). Si el paciente presenta intolerancia a la lactosa se debe retirar de la dieta, pero si en paciente lo tolera es importante no retirar los lácteos ya que son fuente de calcio, vitamina D y proteínas. A medida que el brote va remitiendo, se pueden ir introduciendo alimentos a la dieta.
Otro factor importante es mantener el equilibrio hidroelectrolítico para evitar la deshidratación que puede ocasionar la fiebre o la diarrea. El aporte de proteínas diario debe ser de 1.5gramos por cada kg para favorecer la cicatrización intestinal.
Durante la fase de remisión se ha de llevar una dieta personalizada a través de una valoración nutricional previa, ya que se pueden presentar intolerancias alimentarias y las necesidades nutricionales cambiarían en este caso. Es muy importante conseguir una correcta educación nutricional en estos pacientes, para que sean capaces de saber reconocer aquellos alimentos que provoquen sintomatología, para ello resulta de gran ayuda la realización de un diario alimentario (anotar alimentos, formas de elaboración, combinación de alimentos, horarios… que provocan síntomas).
Se debería llevar una dieta rica en antioxidantes y de alto valor nutricional por su papel en la modulación de la inflamación. Las dietas ricas en hidratos de carbono refinados, grasas saturadas, bajas en fibra y vitaminas se asocian a un mayor riesgo de CU, por lo cual se debe evitar el consumo de alimentos procesados ricos en azúcares, grasas y sal, así como bebidas alcohólicas.
La dieta FODMAP (acrónimo inglés de Oligosacáridos Disacáridos Monosacáridos y Polioles Fermentables) incluye gran variedad de alimentos y excluye vegetales ricos en hidratos de carbono fermentables, que en algunas personas pueden llegar sin digerir al intestino grueso y ser sustrato para las bacterias, causando gases, hinchazón, dolor abdominal o diarrea. Puede ser útil en algunos casos y debe realizar siempre bajo la supervisión de un dietista especializado, para evitar posibles carencias nutricionales.
Los FODMAPs principalmente se encuentran en:
- Trigo, centeno, cebollas y ajos: ricos en Fructooligosacáridos (FOS).
- Legumbres: ricas en Galactooligosacáridos (GOS).
- Lácteos: lactosa.
- Miel, jarabes, manzanas y demás frutas: fructosa.
- Alimentos light, edulcorantes, peras, ciruelas: sorbitol, xilitol, maltitol y manitol.
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Sheila Martín Arroyo
Graduada en Nutrición y Dietética Humana.