EJERCICIO Y SALUD

El ejercicio es la herramienta más estudiada y con más evidencia en materia de salud.

Actualmente nos encontramos con más de un millón de muertes anuales en países europeos a causa de la inactividad física. La actividad física guarda relación con los trastornos musculoesqueléticos, cuando esta es demasiado baja o demasiado alta existe mayor relación de riesgo. Los trabajos sedentarios, muy abundantes actualmente, vienen acompañados de un aumento de este tipo de trastornos.

Beneficios del ejercicio:

1. Reduce el dolor, mediante la liberación de opioides endógenos, serotonina y noradrenalina.

2. Promueve la curación de los tejidos, mediante el mecanismo de mecanotransducción (proceso por el cual un estímulo mecánico como el movimiento, genera una respuesta química como la regeneración de tejido).

3. Fortalece huesos y músculos, ganando fuerza y consistencia.

4. Previene enfermedades, como la ansiedad, demencia, obesidad, síndrome metabólico, infartos, EPOC entre otras.

5. Mejora el estado de ánimo y salud mental, ayudando en enfermedades como el Alzheimer, Parkinson o la depresión.

6. Mejora la salud cardiovascular, endocrina y el aspecto físico.

7. Aumenta la esperanza y la calidad de vida, especialmente el ejercicio de fuerza.

La labor principal del fisioterapeuta es recuperar la función del paciente, conseguir que pueda moverse bien sin dolor.

Para ello es importante hacer ver al paciente que no tiene porque tener miedo al movimiento, lo que conllevará a reducir el dolor. Es importante hacerles ver como el ejercicio corrige sus síntomas.

Los ejercicios de fuerza activan los sistemas de analgesia endógena de forma generalizada en personas sanas o incluso en personas con osteoartritris o artritis reumatoide. En pacientes con dolor local, al ejercitar los músculos no dolorosos se activa la analgesia endógena.

A la hora de prescribir ejercicio, deberemos de individualizar según las características del paciente, no vale solo con utilizar, una serie de ejercicios estándar. Debemos de tener en cuenta las experiencias previas que tiene el paciente con respecto al ejercicio, si es un sujeto entrenado o no, si tiene miedo al movimiento y cuanto tiempo lleva con el dolor. Dependiendo también de las características del tejido, haremos diferencias si es dolor nervioso, tendinoso, óseo o muscular.

Es muy importante tener en cuenta la recuperación del paciente a la hora de realizar ejercicio, no sobrepasando los niveles de estrés. La recuperación está ligada a factores biopsicosociales (además de la biología del tejido depende de las condiciones psíquicas y sociales por las que esté pasando el paciente durante la lesión).

A la hora de prescribir ejercicio debemos de tener en cuenta una serie de variables importantes:

· La cuantificación del volumen, permitiendo que nuestro paciente realice ejercicio la mayoría de días de la semana, sin fatiga y con una buena técnica.

· La intensidad debería guiarse a través de una escala de esfuerzo. Trabajando creando un estímulo importante en nuestro paciente, pero sin llegar a un esfuerzo máximo del cual le cueste recuperar.

· El tipo de ejercicio irá aumentando en dificultad según las capacidades del paciente, de lo más simple hasta realizar ejercicios similares a los de las actividades de la vida diaria (AVD), con la importancia de realiza ejercicios unilaterales (se asemejan más a las AVD).

Ejercicio y dolor crónico:

El dolor crónico es aquel que se mantiene más allá del tiempo de curación de los tejidos. En este tipo de dolor, las terapias activas tienen mayor éxito que las terapias pasivas.

El objetivo consistirá en realizar un ejercicio graduado: realizar un ejercicio que el paciente lo asocia a un empeoramiento de su dolor (por miedo principalmente), pero que al realizarlo este dolor no ocurre, de esta forma el sistema nervioso deja de asociar el ejercicio a una actividad dolorosa. Por ello debemos de evitar el miedo de realizar actividad por parte de los pacientes, pero también debemos evitar superar el umbral de irritación, como cuando realizamos una actividad para comprobar si ya están recuperados, debido a que se produciría una perpetuación de la señal de dolor.

El ejercicio es una herramienta muy importante en el dolor crónico, se ha visto como programas de al menos el 70% del consumo máximo de oxígeno (VO2max), reducen el dolor, la fatiga y la depresión; mejoran el consumo máximo de O2 y la calidad de vida relacionada con la salud en pacientes con fibromialgia.

Es importante tener en cuenta las características del paciente ya que con poco ejercicio podemos conseguir grandes beneficios, o agravar los síntomas del paciente si se realiza más cantidad de ejercicio del recomendado. Importante tener un equilibrio estrés/recuperación.

 

MIGUEL DEL OLMO GARCIA

Alumno del Grado de Fisioterapia. UEMC