Recomendaciones nutricionales durante el COVID-19

La Academia Española de Nutrición y Dietética junto al Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas Nutricionistas han elaborado un documento con las recomendaciones de alimentación y nutrición para la población española durante la crisis sanitaria del COVID-19.

Se debe tener en cuenta que la alimentación por sí misma no evita o cura la afección por este virus, ni por cualquier otro. Además, no existe un tratamiento nutricional específico frente al COVID-19, por lo general las pautas alimentarias irán encaminadas a paliar los síntomas generados por la fiebre y los problemas respiratorios, asegurando una adecuada hidratación.

           

 

 

 

Desde Ámaco Salud os hacemos un resumen con las recomendaciones más importantes a seguir por la población sana o pacientes con sintomatología leve en domicilio:

  • Mantener una buena hidratación: se debe garantizar el consumo de líquidos, a demanda según la propia sensación de sed o incluso sin ésta. Especial atención en personas mayores garantizando al menos la ingesta de 1.8 litros al día, optando por el agua como fuente de hidratación.
  • Consumir al menos 5 raciones de frutas y verduras al día: en este caso la recomendación no es específica para esta situación, sino que es un objetivo a cumplir por toda la población de manera habitual.
  • Elegir el consumo de productos integrales y legumbres: se recomienda elegir cereales integrales (pan, pasta, arroz) y legumbres guisadas o estofadas, intentando cocinar estos alimentos con verduras.
  • Elegir productos lácteos bajos en grasa: en población adulta se recomienda el consumo de productos lácteos desnatados y en cuanto al campo de leches fermentadas (kéfir, yogur…) se recomienda tomar su formato natural, no variedades de sabores, con frutas, aromatizadas, etc. Destacar que no existe evidencia a cerca de que el consumo de lácteos fermentados ayuden de forma alguna en las defensas y a prevenir o disminuir el riesgo de infección.
  • Moderar el consumo de otros alimentos de origen animal: el consumo de carne será de 3 – 4 veces a la semana, eligiendo preferentemente carnes de aves (pollo, pavo, etc.), conejo y las magras (cerdo…), la carne roja se comerá máximo 1 vez a la semana (ternera, cordero, cerdo). Pescados de 2 a 3 veces por semana y huevos de 3 – 4 por semana. Evitar el consumo de embutidos, fiambres y carnes grasas.
  • Consumo de frutos secos, semillas y aceite de oliva: el aceite de oliva es la grasa de excelencia en la dieta mediterránea, tanto para cocinar o como aderezo. Los frutos secos (nueces, almendras, avellanas…) y las semillas (girasol, calabaza, lino, sésamo…) son una magnífica opción siempre y cuando se tomen en su forma natural o incluso tostados, evitando el consumo de frutos secos fritos, endulzados o salados.
  • Evitar los alimentos procesados y la comida rápida: su consumo no está recomendado en general en una alimentación saludable, debido a su elevado contenido en calorías, grasas y/o azúcares, por lo cual en estos momentos de cuarentena tampoco.
  • No solo las recomendaciones nutricionales son importantes, también se debe prestar especial atención a las recomendaciones que nos han indicado las autoridades sanitarias, evitando así aglomeraciones innecesarias en los supermercados fomentando una compra comedida, solidaria y ética.

Recordar que el suministro de alimentos básicos está garantizado por las autoridades competentes, por lo que se debe comprar solo lo necesario. Ya que si se compra de forma exagerada y desmedida podemos dejar a otras personas sin estos productos, además en muchos casos la mayor parte de los alimentos comprados en demasía se desperdiciarán.

Por otro lado, es importante aclarar que según la European Food Safety Authority no hay evidencias de que los alimentos sean fuente o vía de transmisión del virus.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elaborado una guía de buenas prácticas de higiene durante la manipulación y preparación de los alimentos: lavarse las manos, cocinar bien la carne y el pescado y evitar la contaminación cruzada entre alimentos cocinados y no cocinados. Estas medidas deben hacerse extensible a los alimentos envasados o empaquetados, ya que es posible que pueda llegar a sobrevivir en superficies u objetos, especialmente plásticos.

 

SHEILA MARTIN ARROYO

Especialista en NUTRICIÓN Y DIETÉTICA HUMANA en ÁMACO SALUD