Volver a Volver
Vuelta a empezar. Desescalada. Fases. Y así, como si acabáramos de terminar de ver una
película de miedo, tenemos que resetear y volver a empezar. Volver a volver. A enfrentarnos, a
salir, en definitiva, a vivir.
Pero… ¿estamos preparados? O ¿nos hemos adaptado? . El concepto de “adaptación” tiene un
origen eminentemente biológico, Darwin, en su momento, ya afirmo que “solo los organismos
mas aptos para adaptarse a los peligros del mundo físico sobrevivirían”.
Y es indudable que vivimos en un mundo en constante peligro, la vida nos ha nuestro a prueba
con una enfermedad ante la cual no tenemos control. Y esa falta de control, esa incertidumbre
es la que provoca sensaciones psicológicas que nos causan malestar. Y es aquí, en esta zona
donde nada se controla, fuera de nuestra zona de confort, donde saldrán adelante aquellos
que psicológicamente sean mas fuertes, o sean capaces de generar las herramientas
psicológicas que les permitan, como al animal de la selva, sobrevivir. Porque la supervivencia
no es solo un concepto físico, también lo es mental.
Somos nuestros peores enemigos, luchamos día a día con los pensamientos negativos que
genera nuestra cabeza, y en una situación como esta, debemos saber gestionar esta situación,
para convertirnos en personas fuertes, seguras, y resilientes. La resiliencia es por definición, la
capacidad del ser humano de salir reforzado ante una situación adversa. De pensar, que
siempre hay opciones para las cosas que nos suceden, y que muchas de esas situaciones no
van a estar en nuestro control. Es justo este concepto, en el que tenemos que trabajar.
Desarrollar una tolerancia a la incertidumbre debe de ser prioritario. Debemos de entender
que, en ocasiones, no vamos a tener soluciones inmediatas. Lo que, en psicología, llamamos
“el cierre cognitivo” o lo que es lo mismo, la necesidad de un sujeto de conseguir respuestas
de forma inmediata. Si eso no sucede, sentiremos estrés, o nos veremos envueltos en
sensaciones que englobarían el llamado “síndrome de la cabaña” .Aparece justo en ese
momento. Cuando experimentamos miedo a salir de casa, a realizar actividades que antes nos
eran cotidianas, porque nos hemos adaptado, nos hemos acostumbrado a estar en casa,
encerrados, y ahora, el mero hecho de volver, nos aterra.
Y aunque nos parezca que no es posible, los niños desarrollan comportamientos y conductas
muy similares a los que los adultos. La única diferencia es que la manera de expresarlas y
manifestarlas es obviamente diferente.
Porque no tienen la capacidad madurativa para entender esta situación. Ellos no entienden de
fases, ni de protocolos. Pero si de miedos. Y no entienden porque no pueden ir a ver a sus
abuelos. Porqué les han privado de su libertad, y de sus costumbres. Su vida también se ha
paralizado y es nuestra obligación, como responsables de sus procesos educativos, o como
padres, el explicarles las cosas en un idioma que ellos puedan entender. Sin rodeos, sin
metáforas. Es fundamental que los niños sean conscientes de la gravedad de una pandemia,
para que así puedan protegerse, y protegernos. Que entiendan que la primera medida pasa
por ellos mismos, por ser responsables.
Y es prioritario también, en un momento en el que la palabra muerte nos rodea, que podamos
explicar a los niños las cosas que suceden. Para que podamos responder a sus preguntas.
Sin metáforas, sin dobles sentidos. Porque los niños no tienen como los adultos, el concepto
“ del no retorno” y necesitan respuestas, para entender lo que esta sucediendo. Es nuestra
obligación, de nuevo, otorgárselas, y a la vez que sientan que les protegemos y que pese a
todo están en un lugar seguro.
Y ahora, que nos toca volver a volver es necesario que, entre todos, busquemos la manera de
seguir siendo responsables. De cuidarnos. De cuidar a la gente que nos rodea y que queremos.
Es momento de tomar conciencia, de hacer análisis y recordar el poder de la resiliencia.
De pensar en aquel león, que sobrevivió en la selva en el peor de los escenarios.
Es momento de sacar las garras, y continuar. Porque nadie dijo que fuera a ser fácil, pero
cuando todo pase habremos sacado miles de aprendizajes para guardar en nuestra mochila.
Y como el león de la selva, seremos más fuertes.
VIRGINIA VICENTE ROJO
PSICOLOGIA INFANTIL EN ÁMACO SALUD